miércoles, 3 de agosto de 2011

ATAQUES DE PÁNICO


"Creo que me estoy volviendo loca... me siento mal... parece que estuviera viendo una película porque todo parece irreal y me dá miedo... me siento paralizada y creo que todo se va a salir de CONTROL !!!!"

Cuando me dijeron que la edad de Nico ( por los 13 o 14 años) definió su salud a favor.. osea que a esa edad empeoraba o mejoraba y en su caso la enfermedad no progresó, yo era la persona más felíz del mundo !!!
Pero empecé a tener síntomas desagradables... estaba siempre alerta, no me relajaba, mi asma empeoraba, tenía miedo no sé a qué, creo que a  morirme de asma !!! tenia crisis de angustia y lloraba por todos los rincones tanto como cuando pasaba algo bueno o nada y sin embargo cuando pasaba algo malo no sentía todo eso... estaba con los 5 sentidos puestos en resolver el problema, me sentía con la fuerza para afrontar una guerra o un  batallón de médicos incompetentes, tal vez estaba sufriendo un stres pos-traumático con respecto a los 14 años de vivir en pié de guerra con la salud de Nico ... y cuando pude respirar simplemente no me lo  permití.

Tenía pesadillas, angustia, ansiedad, depresión, miedos tontos y empezaba a sentir que no era yo, que las cosas parecían vistas desde un televisor o como  si dentro de mi cabeza tuviera a otra persona operando la maquinaria y que yo no la podía controlar, yo razonaba que todo estaba bien pero ese no sé quién me decía que no ... sentía que me estaba descontrolando y no sabía a qué era capaz de llegar ni hacer si no me ayudaban  hasta que un día me quedé dura literalmente, primero fueron las manos que me hormigueaban, después se me retrayeron los brazos como alas de pollo sobre el pecho y no podía enderezarlos de ninguna forma, se me durmió la lengua, veía borroso, jadeaba sin poder respirar y sentía que mi garganta era de piedra, las piernas se empezaron a entumecer y en menos de 15 minutos yo estaba en el piso en posición fetal en medio de la veterinaria  donde iba a buscar a mi perrita recién operada, sin poder hablar, descompuesta y aterrorizada pensando en que podía estar sufriendo de algún tipo de epilepsia, o ataque cardíaco, o problema neurológico, etc ... la situación que se generó allí fué de película, a mis hijos los llevaron a dentro para que vean tele, a mí me pusieron una manta debajo de la cabeza llena de pelos de gato y yo soy alérgica así que mi pánico aumentó, llamaron a la ambulancia y el que me atendió vió que tenia un ataque de pánico pero no tenía forma de hacer que le entienda entonces me contó una anécdota mientras tomaba mi pulso y ponía cositas en los dedos que parecían dedales, me contó que yendo de vacaciones con su perrito al pobre le dió un ataque y murió a upa de su esposa y que ella al llegar a destino tuvo los mismos síntomas que yo... pero que ella descargo su angustia y buscó ayuda, me preguntó si yo tenía ganas de llorar y la verdad creo que ese era el nudo en mi garganta así que lloré y de apoco pude volver a sentir las manos, el dolor en el pecho se me iba y la lengua ya no parecía dura... tal vez fué un super papelón !!! y la médica veterinaria como que no me quería ni ver por ahí después de esa noche que se le llenó el lugar con curiosos... pero a la semana su hermana tuvo un episodio parecido y cuando fuí a hacerle ver a mi perrita me preguntó qué podía hacer con ella....

Igualmente en ese momento no hice nada... me sentía avergonzada por asustar a mis hijos y estaba convencida que mi marido no quería una carga más, así que creí que podía controlarlo pero no.. un día subí a la terraza para colgar la ropa y subiendo las escaleras empecé a llorar, sin motivo ... cuando llegué y vi el cielo celeste y escuché a mis hijos jugando en casa lloré más fuerte, sentía que me ahogaba... y tenía unas ganas locas de salir corriendo, de irme lejos, de volar si hubiera podido y en ese momento me asusté mucho !!! bajé como pude porque en el medio del camino empecé a sentir vértigo al bajar las escaleras, sentía que el piso se me iba a abrir abajo de los pies y me iba a tragar... le pedí por favor a mi mamá que me ayudara porque ya no podía más conmigo misma.

Mi mamá me llevó a un psiquiatra, al principio creí que ir a uno era sinónimo de estar "loca"... me entristecí pensando que los chicos tenían una mamá desquiciada !!! y no quería sentirme así, mi imaginación volaba pensando que tal vez me sacarían a los chicos, pensaba que ellos me necesitaban con los 5 sentidos bien puestos.... pero con tratamiento y en un principio medicación lo superé, soy consiente de que cualquier día puede volver pero ya sé qué pasos seguir aunque es muy difícil .... me dijo mi médico que para llegar a este punto mi cuerpo y mente dieron señales que no quise escuchar, y pasé por varios avisos antes de llegar al pánico ... pero ahora el cuerpo sabe que no lo voy a escuchar y es muy probable que se salte todos los avisos previos y me dé pánico directamente.
  Tengo un cartelito en la heladera que dice " sólo por hoy..." (solo por hoy no voy a sentir miedo... debo vivir un día a la vez, hoy no va a pasar nada y si pasara "puedo" pedir ayuda, cosa que antes yo misma no me permitía).



Pero qué es un ataque de pánico ???

La persona que sufre episodios de pánico se siente súbitamente aterrorizada sin una razón evidente para sí misma o para los demás. Durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento o lugar sin previo aviso. Durante un ataque de pánico o crisis de angustia se presenta al individuo una súbita aparición de un nivel elevado de ansiedad y excitación fisiológica sin causa aparente. La aparición de estos episodios de miedo intenso es generalmente abrupta y suele no tener un claro desencadenante. Los ataques de pánico se manifiestan como episodios que irrumpen abrupta e inesperadamente sin causa aparente y se acompañan de síntomas asociados al miedo, tales como hipertensión arterial súbita, taquicardia, dificultad respiratoria (disnea), mareos e inestabilidad, sudoración, vómitos o náuseas, síntomas todos ellos coherentes con el miedo que los provoca. Generalmente acompaña a la crisis una extrañeza del yo junto a una percepciónde irrealidad y de no reconocimiento del entorno.
Los ataques de pánico no duran mucho pero son tan intensos que la persona afectada los percibe como muy prolongados. A menudo el individuo siente que está en peligro de muerte inminente y tiene una necesidad imperativa de escapar de un lugar o de una situación temida (aspecto congruente con la emoción que el sujeto está sintiendo). El hecho de no poder escapar físicamente de la situación de miedo extremo en que se encuentra el afectado acentúa sobremanera los síntomas de pánico.
Experimentar un ataque de pánico es una terrible, incómoda e intensa experiencia que suele relacionarse con que la persona restrinja su conducta, lo que puede conducir, en casos, a adoptar conductas limitativas para evitar la repetición de las crisis. El trastorno puede desembocar en agorafobia, por miedo a presentar nuevas crisis si se presenta una fuerte conducta evitativa en el afectado.

Concretamente, define el ataque de pánico como una aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 min:
  • palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
  • sudoración
  • temblores o sacudidas
  • sensación de ahogo o falta de aliento
  • sensación de atragantarse
  • opresión o malestar torácico
  • náuseas o molestias abdominales
  • inestabilidad, mareo o desmayo
  • desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
  • miedo a perder el control o a perder la razón
  • miedo a morir
  • parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) y
  • escalofríos o sofocaciones
No obstante, el DSM IV no contempla el ataque de pánico como una enfermedad codificada ni diagnosticable. Es tan sólo un síntoma.


En el trastorno de pánico (nombre que se le da a un trastorno emocional que consiste en la aparición repetida y persistente de ataques de pánico, con ansiedad persistente acerca de la posibilidad de que los ataques de pánico vuelvan a presentarse), la persona experimenta ataques de pánico repetidos e inesperados y sufre ansiedad persistente sobre la posibilidad que los ataques de pánico vuelvan a ocurrir. El trastorno de pánico se distingue de otros tipos de trastorno de ansiedad en que los ataques de pánico son repentinos, inesperados y sin causa aparente.



En el ataque de pánico pueden presentarse uno o varios de los siguientes síntomas físicos vinculados al miedo:
  • dolor en el pecho o nuca o taquicardias
  • respiración forzada, arrítmica, apresurada y con síntomas de ahogo
  • mareos
  • baja temperatura en las extremidades
  • náuseas o vómitos
  • temblores, escalofríos, estremecimientos y hormigueo
  • contracciones musculares
  • sequedad en la boca y en el paladar
  • sensibilidad a la luz (dilatación de pupila)
  • temblores o sacudidas
  • sudoración
  • opresión o malestar torácico
  • parestesias (sensación de hormigueo en las manos o en pies)
  • escalofríos
  • sensación de ahogo
  • sensación de atragantamiento
  • dificultades para hablar o comunicarse
En la crisis también se presentan algunos de los siguientes miedos y sensaciones:
  • sensación de perder el control, miedo a perder la razón
  • sensación de miedo a la muerte
  • despersonalización o desrrealización (percepción de irrealidad: sentirse que uno mismo y/o el entorno no son reales)
  • deseo imperativo de escapar del lugar, momento y situación en los que se produjeron las crisis

Es normal que, paradójicamente, estos episodios aparezcan en momentos de relajación del afectado, cuando la atención no está capturada por ninguna situación exterior importante. Por el contrario, el hecho de que surja un motivo externo llamativo para llamar la atención puede eliminar los síntomas.



Desrealización

Uno de los síntomas más terribles para los afectados es la percepción de desrealización. La desrealización es un cambio en la percepción del entorno de un individuo, en donde el mundo a su alrededor parece irreal o desconocido.
Términos comúnmente usados para describir los síntomas y sensaciones de desrealización son los que siguen:
  • como ver a través de un velo.
  • una sensación de niebla en los sentidos.
  • separado de sí mismo.
  • atrapado en un vidrio.
  • retraimiento.
  • aislado o distante del entorno inmediato.
  • un espectador de algún juego extraño y sin sentido.
  • sin vida.
  • como en un sueño.
  • fuera del cuerpo, se observa desde la mente.
Esta condición es directamente causada por la ansiedad, es síntoma de la misma. Está causada por cambios que ocurren en la forma en la que el cerebro procesa las señales nerviosas durante los trastornos de ansiedad.


Según los enfoques cognitivo-conductuales, una vez concebida la idea que desencadena el pánico, la crisis fisiológica y psicológica se activa como consecuencia del círculo creciente de percepciones mentales y reacciones corporales de miedo. Las reacciones fisiológicas desencadenan nuevas percepciones de miedo que incrementan las reacciones del cuerpo de una manera cíclica y creciente. La incapacidad del sujeto para activar estrategias eficaces para detener el fenómeno creciente acaba desencadenando el denominado ataque de pánico.
Wilson R. Reid describe dos etapas en el desarrollo de la crisis de pánico:

  • En la primera etapa - ansiedad anticipatoria -, existe una comunicación inconsciente entre la mente y el cuerpo. La mente considera que se aproxima una situación temida y estimula un proceso de pensamiento cuando recuerda una situación pasada difícil. En ese momento, la mente crea una imagen que indica al cuerpo a que responda ahora como si se estuvieran produciendo dificultades pasadas. Con esta información sobre crisis pasadas, la mente comienza a cuestionarse su capacidad para hacer frente a la crisis. Estas preguntas instruyen al cuerpo para prepararse contra cualquiera de las peores consecuencias posibles. La mente evoca imágenes en las que el sujeto no ha podido controlar el episodio anteriormente y se envía un mensaje de protección al cuerpo.
  • En la segunda etapa - el ataque de pánico -, estos mensajes entre mente y cuerpo ya no son silenciosos, pero sus efectos son los mismos. Esto provoca sensaciones físicas que el cuerpo genera (como las taquicardias). El individuo afectado tiene miedo de los síntomas percibidos e inconscientemente emite instrucciones al cuerpo para protegerse, con las cuales el cuerpo comienza a "cambiar su química" con el fin de protegerse de la emergencia. Sin embargo, como no se trata de una verdadera crisis física, no se puede utilizar correcta y eficazmente la estrategia del organismo, preparado para la alerta. Como consecuencia, se produce un aumento de los síntomas físicos, lo que a su vez crea el ciclo auto-reforzado de percepciones de amenaza y reacciones corporales que se sufren durante el ataque de pánico.


La "trampa" del pánico

Muchos expertos e investigadores, incluidos los doctores David Carbonell y Giorgio Nardone, describen los ataques de pánico y el trastorno de pánico como una trampa (muy eficaz) en dos ámbitos fundamentales. En primer lugar, la trampa del que sufre una crisis consiste en creer que lo que está viviendo es peligroso (es decir, surgirá un ataque al corazón, un desmayo, se perderá la razón, se perderá el control) cuando realmente un ataque de pánico no presenta ningún peligro en absoluto. En segundo lugar, los afectados caen en la trampa de hacer cualquier cosa que creen que les ayudará a evitar las crisis cuando lo que realmente hacen es empeorar los ataques de pánico. Estas actividades incluyen comportamientos de evitación, tratando de controlar los ataques de pánico, luchando contra ellos, cayendo ensupersticiones y rituales para evitar ataques de pánico y conseguir autoprotección. Es decir, lo que se hace para enfrentarse a los ataques de pánico termina por perpetuarlos, en la mayor parte de los casos (Carbonell, 2004).
Según Georgio Nardone y Federica Cagnoni (Arezzo), una experiencia inicial, real o imaginaria, puede introducir en la mente del sujeto una nueva posibilidad de reacción perceptiva: la del temor. A partir de esa experiencia, todo lo que se lleva a cabo se hace con el fin de defenderse del peligro real o imaginario. Sin embargo, esa reacción no funciona sino que, por el contrario, se confirma aún más la amenaza, lo que empeora los efectos e induce una clásica situación de reacción de pánico, tanto en términos de la generalización del miedo en lo psíquico como en la respuesta del comportamiento.



En particular, se han identificado (Nardone, 1993, 2001) tres intentos típicos de soluciones llevadas a cabo por el sujeto:
1) evitación, 2) solicitud de ayuda y 3) intento de control.
  • Evitación. El efecto de evitar, de hecho, representa una afirmación para el individuo de la amenaza de la situación evitada que prepara un comportamiento de sucesivas conductas evasivas. Todo esto tiene como único efecto el incremento del temor por confirmar, pero también incrementa el escepticismo con respecto a los propios recursos, aumentando de esta manera la fobia e incluso las reacciones. De esa forma, el trastorno se hace cada vez más invalidante y limitante.
  • Solicitud de ayuda. Una vez que el círculo vicioso de la evasión se activa, la persona a menudo utiliza una segunda "estrategia" que resulta ser contraproducente: la solicitud de ayuda, es decir, la necesidad de estar siempre acompañado y confortado por alguien que está dispuesto a intervenir en caso de crisis y de pánico al perder el control. El efecto de esa solicitud es inicialmente el de tranquilizar a la persona afectada, pero poco a poco conduce a aumentar el miedo y sus consecuentes limitaciones. De hecho, esta posibilidad de tener a alguien o algo (una sustancia o medicamento) para intervenir rápidamente en ayuda del que sufre el temor, termina por confirmar que el afectado es incapaz de enfrentar la situación temida en primera persona y, por tanto, ser capaz de manejar las consecuencias. Incluso este proceso tiende a generalizarse y lleva a la persona a una forma grave del trastorno fóbico basado en la lógica de "ser dependiente" y no poder controlarse.
  • Intento de control. El control sobre el comportamiento fisiológico y sus reacciones redunda en un ciclo perceptivo-reactivo para obligar a entrar al sujeto en acción a fin de afrontar el miedo. Sin embargo, en el intento de mantener el control a toda costa sobre el propio organismo y sus funciones psiquiátricas, se experimenta una situación paradójica: la focalización de la atención en las reacciones fisiológicas (latidos del corazón, respiración, equilibrio, etc.) conduce inevitablemente a una alteración de algunas de las mismas funciones, lo que provoca un temor que, a cambio, genera más alteraciones, activando de esta forma un círculo vicioso en el que "el intento de control desemboca en una pérdida de control".


Afrontar el pánico requiere tiempo y paciencia para redefinir las actitudes frente al miedo extremo para enfrentarse al miedo y no evitarlo.
Una de las estrategias que mejor ha funcionado consiste en la aplicación de diez reglas para afrontar una crisis de pánico:
  • Recuerde que lo que siente no es más que la exageración de las reacciones normales al estrés.
  • No es ni dañino ni peligroso, solo desagradable. Nada peor puede pasar.
  • No añada pensamientos alarmantes sobre lo que está pasando y lo que podría ocurrir.
  • Fíjese en lo que le está pasando a su cuerpo ahora, no en lo que usted teme, en su mente, que podría llegar a ocurrir después.
  • Espere y deje que pase el temor. No luche contra él. Acéptelo.
  • Cuando deja de pensar cosas alarmantes, el temor se extingue por sí solo.
  • Recuerde que lo principal es aprender a afrontar el miedo, no a evitarlo. Es una gran oportunidad para progresar.
  • Piense en el progreso que ha hecho hasta ahora, a pesar de las dificultades. Piense en lo satisfecho que estará cuando supere este momento.
  • Cuando empiece a sentirse mejor, mire alrededor y piense lo que puede planear para hacer después.
  • Cuando esté listo para continuar, comience despacio, en un estado de relajación. No necesita correr ni esforzarse.


W. R. Reid defiende ocho actitudes de recuperación para afrontar el pánico frente a opciones como las técnicas específicas de recuperación. Compara las ocho actitudes más habituales de los enfermos frente a actitudes que resultan más eficaces.
Actitudes habituales/Actitudes "curativas"
  • "No puedo permitir que nadie lo sepa"/"No me avergüenzo".
  • "El pánico es malo. Es el enemigo."/"¿Qué puedo aprender como estudiante del pánico?"
  • "Quiero evitar los síntomas."/"Quiero hacer frente a los síntomas para adquirir conocimientos."
  • "Tengo que descansar ahora."/"No me importa estar preocupado aquí y ahora."
  • "Tengo que permanecer en alerta."/"No voy a permanecer en alerta contra la ansiedad."
  • "Esto es una prueba."/"Esto es la práctica."
  • "Tengo que tener certeza de que no hay riesgos."/"Puedo tolerar la incertidumbre."
  • "Será mejor que esto funcione."/"No importa si no funciona".



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